Por qué imaginar futuros mejores para las ciudades
Innovación pública

Por qué imaginar futuros mejores para las ciudades

Cada vez estamos abordando problemáticas más complejas en las ciudades. Crisis económicas, problemas de movilidad, asuntos medioambientales. Para poder responder a esto, tenemos que tener las habilidades y capacidades para adaptarnos rápido a los cambios y tener servicios más conectados con la ciudadanía.

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Ideas clave

  • Hasta el momento, en Unit hemos trabajado con cerca de 170 municipios de 15 países de toda América Latina
  • Innovar en las ciudades ayuda a mejorar y optimizar los procesos internos de las instituciones, para poder entregar mejores servicios a las personas.
  • Después de la pandemia de Covid-19, las ciudades han tenido que saber responder a la demanda de nuevos servicios digitales, aunque han surgido desafíos en otras temáticas como desempleo, pobreza y migración.

Una de las cosas que hacemos en Unit es imaginar futuros mejores para las ciudades. Hasta el momento, como equipo hemos trabajado con cerca de 170 municipios de 15 países de toda América Latina. A partir de nuestra experiencia, estamos convencidos que, a través de las lógicas de innovación, se pueden generar cambios relevantes para las y los ciudadanos. Transformaciones que impactan en su día a día, y que mejoran su calidad de vida. Repensando servicios y plataformas, nuestro foco está en la creación de valor público, haciendo interactuar a todos los actores que se involucran en la creación de las localidades.

Cuando hablamos de transformación en ciudades, hay que tener en mente que esto no implica solamente generar un cambio a nivel de Municipio. Si bien son fundamentales para llevar adelante estos procesos, el camino para generar las transformaciones está en las personas y en todos los actores que participan en el territorio: empresas, instituciones públicas, organizaciones no gubernamentales, sociedad civil, academia. Para impulsar la fuerza de cambio, es necesario que todos se conjuguen e interactúen entre sí. Solo de ese modo es posible llevar a cabo la innovación.

Cada vez estamos abordando problemáticas más complejas en las ciudades. Crisis económicas, problemas de movilidad, asuntos medioambientales. Para poder responder a esto, tenemos que tener las habilidades y capacidades para adaptarnos rápido a los cambios y tener servicios más conectados con la ciudadanía.

Porque las motivaciones, necesidades y comportamientos de las personas se van modificando en el tiempo y, como organizaciones, hay que saber responder con servicios que sirvan a esos requerimientos. Necesitamos instituciones más eficientes y productivas. De ahí la clave en innovar en los territorios, porque te ayuda a mejorar y optimizar los procesos internos de las instituciones para poder entregar mejores servicios a la ciudadanía.

Sin duda, después de la pandemia de Covid-19, las ciudades han tenido que saber responder a la demanda de nuevos servicios digitales. Porque el confinamiento nos obligó a modificar los servicios para hacerlos ‘a un click’, y de más fácil acceso para todos los ciudadanos. Esta es una transformación que hemos visto que muchos municipios están impulsando, con foco en las personas.

Sin embargo, también han surgido otras temáticas comunes que los territorios han enfrentado: desempleo y pobreza, migración, economía circular y creativa, problemáticas urbanas (vivienda, infraestructura, transporte), acceso a la información y brechas digitales, entre otros.

Entendiendo que el motor de cambio puede ser el municipio, hay algunas lecciones que hemos aprendido y que considero relevantes de mencionar para implementar las transformaciones en las ciudades:

  1. Es necesario tener autoridades locales comprometidas: El rol de las autoridades es clave para poder generar oportunidades de cambio. No solo se necesita su compromiso, sino que directamente una bajada de línea para hacerse cargo y destinar recursos que permitan implementar estas nuevas estrategias.
  2. La innovación debe ir de la mano con las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas: Hay que entender que se debe hacer a partir de temáticas relevantes para las ciudades y territorios particulares. Si no, ese motor de cambio, se va a diluir. Hay que alinear procesos de innovación con metas institucionales y principales desafíos que requieren las localidades. Además, hay que verlo de manera sistémica, para que todos los actores se involucren y se sientan parte de esta transformación.
  3. Incentivar una cultura de la innovación: No solo basta con que las personas tengan la motivación de hacer transformaciones, sino que deben tener las oportunidades y capacidades para ejecutarlas. Necesitan contar con herramientas y habilidades para generar ese cambio. Esto va a permitir instalar prácticas recurrentes de innovación en las instituciones que, mediante estas lógicas, permitirán la creación de nuevos y mejores servicios.

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